(Fin de semana de terror)
Mi hija pequeña, Alicia, dice que tiene un amigo imaginario que le pide cosas malas. Dice que vive en el armario de su alcoba, y que cada noche, justo antes de que se vaya a dormir, le habla. Una mañana, el bolso de mi esposa desapareció y lo encontramos en el cuarto de Alicia. Mi hija dijo que su amigo imaginario le pidió que lo tomara.
Poco después, escondió un tornillo oxidado en uno de los zapatos de su hermanastro; su pie se infectó gravemente después de que se hirió con él. Una vez más, insistió con que su amigo imaginario le pidió que lo hiciera. Pero entonces mi hija llevó las cosas más lejos de lo que creí que podría…
La semana pasada, mi esposa se accidentó en su auto y murió. Un detective me llevó a la comisaría para ser interrogado. Me dijo que los frenos del auto de mi esposa habían sido manipulados. Es obvio que iban a interrogar al esposo de primero, siempre es así. Pero yo no lo hice y pudieron ver que estaba diciendo la verdad. En el fondo de mi mente, sabía quién había sido en realidad: mi hija trastornada.
Cuando los detectives me preguntaron si conocía a alguien que pudo haber querido hacerle eso a mi esposa, dije que no, porque no quería perder a mi hija. Ahora estoy sentado en mi cuarto a solas. Mi esposa está en la tumba y su hijo regresó a vivir con su padre.
Mientras tanto, mi niña está en su cama, en la habitación anexa a la mía. Me acuesto en el piso al lado del conducto de aire que se conecta al conducto dentro de su armario, y le hablo con la voz profunda que he llegado a perfeccionar.
«Alicia, soy yo. Haz hecho un buen trabajo. Eres una niña lista. Ahora tú y tu papá podrán vivir a gusto sin la perra de tu mami y su hijo malagradecido. Créeme, serás mucho más feliz así».
Fuente y Credito a creepypastas.com
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