Cientos de árboles cayeron misteriosamente en un área cerca del lago Quinault, al oeste del estado de Washington, justo después de la medianoche del 27 de enero. Cliff Mass, meteorólogo de Seattle y profesor de ciencias atmosféricas en la Universidad de Washington, está tratando de descubrir el por qué.
De acuerdo con Mass, los primeros informes parecían indicar que una micro explosión fue la causante de la caída de árboles. Sin embargo, el meteorólogo estadounidense se mostró escéptico con la posibilidad de que los vientos de una micro explosión fueran los suficientemente fuertes para derribar árboles grandes, sobre todo porque algunos cayeron mientras que otros parecían haber sido partidos desde la base del árbol.
“Hablé con Logan Johnson, jefe meteorólogo de la Oficina del Servicio Meteorológico Nacional en Seattle”, explico Mass al portal meteorológico The Weather Channel.
“Sugirió que para romper árboles tan grandes se necesitarían vientos de al menos 110 a 130 kilómetros por hora. Tal vez más.”
Mass descubrió que en el momento en que se produjo la caída de árboles, el radar indicó que “no había señales de inestabilidad y tormentas eléctricas” típicas durante los episodios de microdesgaste, definidos por el Servicio Meteorológico Nacional como columna localizada de aire descendente (corriente descendente) dentro de una tormenta y es usualmente menor o igual a 4 kilómetros de diámetro. Las microburbujas pueden causar un daño extenso en la superficie, y en algunos casos, pueden ser potencialmente mortales.
Curiosamente, la misteriosa caída de árboles se recogió como actividad sísmica, lo que ha servido para confirmar el momento en que sucedió el incidente. “A la 1:26 de la mañana hubo mucha actividad, y no se registraron temblores en otras estaciones regionales”, continuó explicando Mass.
“El sismólogo John Vidale sugiere que el temblor fue producido por enormes árboles cayendo. Más evidencia del momento oportuno.”
Mass comprobó los datos de estaciones meteorológicas cercanas y no encontró nada que destacara como la causa de la caída de árboles. El sismólogo también ha explicado que una pista que investiga es el hecho de que por la noche se acercaba una zona frontal, con aire cálido y flujo sur arriba en lo alto, mientras que un flujo más frío hacia el este dominaba cerca de la superficie.
Por su parte, el meteorólogo de The Weather Channel Chris Dolce dijo que, aunque el estado Washington experimenta frentes como este comúnmente que provocan fuertes vientos, en ningún caso llegan a producir explosiones locales extremas.
Entonces, ¿qué puede ser el causante?
No es necesario decir que este misterioso fenómeno a provocado todo un revuelo entre los habitantes al oeste del estado de Washington. Debido a que los meteorólogos no pueden explicar el motivo por el cual cientos de árboles gigantes han sido partidos misteriosamente, algunos se han atrevido a ofrecer sus propias conclusiones.
En el Parque nacional Olympic habita una criatura anfibia nativa conocida como Octopus paxarbolis, el pulpo del Noroeste del Pacífico.
Habitan en los árboles, son muy elusivos y difíciles de atrapar, pero las aves depredadoras se alimentan de ellos, por lo que han disminuido drásticamente su número. Este pulpo está considerado como una especie en peligro de extinción, con una organización dedicada a su supervivencia. A diferencia de la mayoría de los otros cefalópodos, los pulpos de los árboles son anfibios, y solo pasan sus primeros años de vida y el período de su época de apareamiento en su entorno acuático ancestral. Estos cefalópodos solitarios alcanzan un tamaño promedio de 30 a 33 cm.
Sin embargo, hay quien cree que algunos Octopus paxarbolis habrían conseguido evolucionar o mutar, debido a la contaminación del ambiente o señales electromagnéticas, por lo que su tamaño seria muy superior de lo normal. Entonces, según algunos habitantes al oeste del estado de Washington, los cientos de árboles derribados y partidos serian causados por uno de estos Octopus paxarbolis “mutados”. Es solo una posibilidad.
De mientras, el misterio de los árboles caídos en el en el Parque nacional Olympic de Washington sigue siendo un misterio.
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