Ingenieros proponen traer asteroides a la Tierra para extraer sus metales

Imagen Ilustrativa.

No es algo nuevo esta propuesta, ya que desde hace varios años antes ya se venia con esta idea, aunque al igual que ahora son solo proyectos, no hay nada solido ni de cerca, especialmente por lo peligroso que resultaria ser para el planeta.

Aunque si uno piensa en frio, actualmente estamos destruyendo el planeta ya que a las grandes empresas no les importa proteger al planeta, si no mas bien en llenar sus bolsillos de dinero.

Por esa razón si el dia de mañana sale algo oficial y solido relacionado a esto, no se sorprendan
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En general, se asume que, cuanto más lejos estén los asteroides, mejor. Pero algunos ingenieros tienen una idea distinta. ¿Y si atraemos asteroides a la Tierra para extraer sus recursos? Minghu Tan, investigador en la Universidad de Glasgow (Reino Unido) y coautor de un estudio publicado en Acta Aeronautica ha analizado cómo sería capturar pequeños asteroides y hacerlos frenar en la atmósfera, evitando impactos descontrolados y convirtiéndolos en valiosas fuentes de recursos.

 Según Tan, se puede usar la atmósfera del planeta para hacer la clásica maniobra de aero-frenado, a través de las cual las naves espaciales frenan en la atmósfera, con asteroides. El objetivo sería poner estos objetos en la órbita de la Tierra para explotarlos después. Asegura que haciendo maniobras relativamente baratas y sencillas se podría extraer agua o metales preciosos en la órbita. Por ejemplo, ha sugerido que el agua podría suministrar a tripulaciones y ser procesada para producir hidrógeno y oxígeno, ambos compuestos que forman parte del combustible para cohetes.

 La clave de que este proceso sea rentable se encuentra en que se basa en desplazar pequeños asteroides, de hasta 30 metros (y aun así capaces de destruir una ciudad entera) cuando están a distancias de millones de kilómetros: en teoría, y tal como demuestra el artículo, con tan solo una pequeña modificación bastaría para colocarlos en la posición deseada. Según ha dicho en Sciencemag.org la astrónoma Sherry Fieber-Beyer, investigadora en la Universidad de Dakota del Norte (EE.UU.) no implicada en este estudio, la composición del asteroide puede hacer que una idea maravillosa se convierta en una ocurrencia catastrófica:

«Si está hecho de hierro sólido, no podrás frenar a ese "mamón"». Y no solo eso, la dificultad de poder detectar a distancia la composición de los asteroides lleva a que uno que a priori resulta atractivo esté hecho en realidad de algo que no resulta nada interesante.

  Asteroides imprevisibles 
Según Ingo Mueller-Wodarg, investigador del Imperial College de Londres (Reino Unido) tampoco implicado en la investigación de Minghu Tan, otro inconveniente es que los asteroides no tiene forma esférica y, por tanto, el aerofrenado puede conducir a resultados imprevisibles: «El riesgo estaría en que un asteroide con una forma irregular experimentase alguna torsión, y comenzase a girar fuera de control». Por ese motivo, las naves que recurren al aerofrenado cuentan con propulsores para compensar las desviaciones. 

En el peor de los casos, el resultado, según Mueller-Wodarg y Fieber-Beyer, es que el asteroide podría acabar impactando contra la Tierra, causando destrucción y muerte. Según Tan, esto no ocurriría porque la mayoría de los asteroides, menores a 30 metros de diámetro, se desintegrarían al llegar a la atmósfera baja del planeta. Al menos si no fueran de hierro, caso en que sí que habría que contar con un impacto. Sin embargo, según otros astrónomos, los asteroides de 20 a 100 metros tienen la capacidad potencial de destruir ciudades enteras.

 En la actualidad, las ideas de Tan no son más que un proyecto a largo plazo, por mucho que compañías como Deep Space Industries y Planetary Resources tengan proyectos para capturar y explotar asteroides. Según este investigador, habría al menos 1.000 asteroides candidatos. ¿Compensarán las ganancias los riesgos que parecen correrse?
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La NASA encuentra indicios de que Júpiter alberga "mucha más agua" que la Tierra

Foto real de Jupiter y la gran mancha roja
El articulo no aclara que el agua se encuentra en estado gaseoso, y no en liquido. Por otro lado el mismo aclara que esto no quiere decir que halla vida o exista la posibilidad ya que seria raro, pero no es imposible que existan microorganismos en la atmósfera de Jupiter.

Algo similar pasa en la atmosfera de Venus, donde tambien se encontro indicios de agua y por ende existe la misma posibilidad y con mas fuerza, teniendo en cuenta que Venus es rocoso a diferencia de Jupiter, que es gaseoso.
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Gordon L. Bjoraker, astrofísico del Goddard Space Flight Center de la NASA en Greenbelt (Maryland, EE.UU.), y su equipo han encontrado indicios de la presencia de agua en Júpiter, según se desprende de un artículo publicado en Astronomical Journal. El agua fue detectada en el interior de la espesa atmósfera joviana, más concretamente en la gigantesca tormenta conocida como la Gran Mancha Roja de Júpiter. 

 Los investigadores identificaron las firmas químicas del agua al analizar los datos obtenidos por dos telescopios terrestres: el instrumento iSHELL del Telescopio de Infrarrojos de la NASA y el espectrógrafo de infrarrojo cercano del Telescopio Keck 2, ambos situados en Mauna Kea, Hawái. Mate Adamkovics, un astrofísico de la Universidad de Clemson que participó en la investigación, explicó que la masa de Júpiter es más de dos veces superior a la de los demás planetas del sistema solar juntos, por lo que, "incluso si se encontrara una pequeña parte de agua" en el gigante de gas, eso significaría "mucha agua, muchas veces más agua de la que tenemos en la Tierra", indica Eurek Alert. Adamkovics cree que el hallazgo de agua en el planeta gigante tiene dos implicaciones clave para la ciencia:

 El agua puede desempeñar un papel decisivo en los procesos climáticos de Júpiter, ayudando así a los investigadores a entender con más profundidad la naturaleza de la atmósfera turbulenta del planeta.

La presencia de agua líquida supone la posibilidad de que el planeta gigante albergue vida. "Aunque parezca poco probable, la posibilidad de vida en Júpiter no está fuera del alcance de nuestra imaginación", explicó Adamkovics.

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La NASA divulga una imagen del objeto espacial más lejano jamás estudiado

La figura de la izquierda es una imagen compuesta producida al agregar 48 exposiciones diferentes de News Horizons Long Range Reconnaissance Imager (LORRI), cada una con un tiempo de exposición de 29.967 segundos, tomada el 16 de agosto de 2018. La posición prevista del Kuiper El objeto del cinturón apodado Ultima Thule está en el centro de la caja amarilla, y está indicado por la cruz amarilla, justo arriba y a la izquierda de una estrella cercana que es aproximadamente 17 veces más brillante que Ultima.

 A la derecha hay una vista ampliada de la región en el recuadro amarillo, después de restar una "plantilla" de campo de estrella de fondo tomada por LORRI en septiembre de 2017 antes de que pudiera detectar el objeto en sí. Ultima se detecta claramente en esta imagen sustraída de estrellas y está muy cerca de donde los científicos predijeron, indicando al equipo que New Horizons está siendo dirigido en la dirección correcta. 

Los muchos artefactos en la imagen restada de estrella se deben a pequeños registros incorrectos entre las nuevas imágenes de LORRI y a la plantilla, o por variaciones de brillo intrínsecas de las estrellas. En el momento de estas observaciones, Ultima Thule se encontraba a 107 millones de millas (172 millones de kilómetros) de la nave espacial New Horizons y a 4 mil millones de millas (6.500 millones de kilómetros) del Sol. (Créditos de la imagen: NASA / JHUAPL / SwRI) Créditos: NASA / JHUAPL / SwRI


La NASA ha difundido una imagen del objeto espacial más lejano nunca antes analizado por los científicos, informa este martes la página web de la agencia. Se trata de una imagen de un objeto planetario primitivo del cinturón de Kuiper, última parada en el viaje que actualmente está realizando la sonda New Horizons de la NASA, al que se ha denominado como Ultima Thule.

 El objeto se encuentra a unos 1.600 millones de kilómetros de distancia de Plutón y es ya el objeto más lejano jamás explorado en la historia de la humanidad.

 Se prevé que la sonda New Horizons alcance Ultima Thule dentro de poco más de cuatro meses: exactamente a las 12:33 de la mañana (hora EST) del 1 de enero del 2019. Los expertos esperan que pueda tomar imágenes de cerca del objeto planetario.
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Los aficionados a los videojuegos corren el riesgo de sufrir una enfermedad potencialmente mortal



A mi me gustan los juegos, pero debo reconocer lastimosamente que son adictivos, y uno sin darse cuenta puede estar horas jugando y jugando.

Tambien es cierto que tener un estilo de vida asi, sedentario, hace que a corto, mediado o largo plazo tengamos algun problema de salud. En este articulo se hace foco en la trombosis venosa profunda, pero podemos tener otros problemas por la misma causa.

Por esa razon es importante regular el tiempo en el que uno esta sentado, o como minimo hacer pausas frecuentes cada 2 horas, No sera la solucion al problema, pero ayudara.

Tambien hay que decir que este problema de salud o cualquier otro se puede presentar sin estar jugando, muchas personas estan quietas por estudiar, leer, mirar peliculas, trabajar, etc.
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Médicos de Nueva Zelanda alertan sobre el peligro de sufrir trombosis venosa profunda  (generalmente afecta a las piernas ) que corren los adictos a los videojuegos que pasan horas jugando sin moverse, informa The Telegraph. Esta dolencia potencialmente mortal se desarrolla cuando se forma un coágulo de sangre en el sistema venoso profundo, lo que puede suceder a causa de la falta de movimiento.

 Anteriormente, la dolencia era asociada con las personas de más edad debido a que los adultos tienen la sangre más espesa, a menudo padecen sobrepeso y son menos activos.

Sin embargo, la detección de varios casos de trombosis venosa profunda en niños en Nueva Zelanda han hecho que los médicos del país advirtieran sobre el riesgo que comporta para los más jóvenes pasar horas jugando delante de la pantalla. Los casos de trombosis fueron detectados en adolescentes de 15 años y recientemente los médicos descubrieron esta enfermedad en un menor de 12 que la desarrolló después de haber pasado cuatro horas arrodillado jugando a los videojuegos.

Los especialistas destacan que el paciente era joven, sano y no estaba en ningún grupo de riesgo"[El incidente] realmente ilustra el nivel de riesgo, porque [la trombosis] puede afectar a una persona de 12 años de la que nunca se esperaría que desarrollara un coágulo de sangre", comentó el profesor Richard Beasley, director del Instituto Medico de Investigación de Nueva Zelanda y un experto en trombosis venosa profunda mundialmente reconocido.

 Asimismo, el médico destacó que es necesario que tanto la sociedad como los especialistas presten más atención a la cuestión de la inmovilidad entre los adultos y los niños, un problema que sufrimos cuando el trabajo nos obliga a pasarnos horas sentados, pero también cuando nuestras aficiones nos absorben y nos hacen caer en el sedentarismo.
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Afirman haber encontrado restos de un Universo anterior



Cada vez estamos mas cerca de saber como funciona el universo, aunque tal vez no sea el camino correcto este que estamos tomando ahora mismo. Aun asi es interesante la teoria de que el universo cumple ciertos ciclos, que parte de un pequeño punto para luego explotar y terminar expandiendose tal como lo conocemos ahora, para luego contraerse y volver a ser un punto como al principio, y asi sucesivamente.

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Una serie de anomalías luminosas que aparecen en ciertas imágenes de los científicos podrían ser restos de un Universo anterior. O por lo menos eso es lo que piensa Roger Penrose, el célebre físico de la Universidad de Oxford que a mediados de los sesenta explicó, junto a Stephen Hawking, cómo se forma una singularidad. Para Penrose, en efecto, esas extrañas espirales de luz serían restos de agujeros negros que lograron sobrevivir a la destrucción de un Universo que existió antes del Big Bang. "Lo que afirmamos -explica Penrose- es que estamos viendo el remanente final de un agujero negro que se evaporó en el eón anterior".

Junto a un grupo de colegas, el investigador británico acaba de publicar sus conclusiones en Arxiv.org. Penrose es uno de los padres de una teoría llamada "Cosmología Cíclica Conforme" (CCC), según la cual el Universo pasa por una serie infinita de ciclos (eones), durante los cuales primero se expande y después se comprime hasta convertirse de nuevo en un punto. Lo cual podría permitir que, bajo ciertas condiciones, la radiación electromagnética sobreviviera a la destrucción de un Universo para pasar a formar parte del siguiente. Y esos restos "supervivientes" son precisamente los que Penrose y sus colegas creen haber identificado en el Fondo Cósmico de Microondas (CMB), la débil radiación residual del Big Bang que impregna por completo el Universo en que vivimos.

  Puntos de Hawking
En su trabajo, los investigadores han bautizado a los círculos de luz que aparecen en las imágenes como "puntos de Hawking", en honor al recientemente desaparecido físico británico. De hecho, fue precisamente Hawking quien predijo que los agujeros negros emitían pequeñas cantidades de radiación electromagnética, algo que con el paso del tiempo implicaba su completa evaporación. Hasta ahora, nadie ha sido capaz de ver la "radiación Hawking", pero Penrose cree que ha logrado detectar claros signos de esa radiación sobrante de un Universo anterior. "Creo que Hawking habría estado encantado de ver en una observación real los efectos que él predijo", asegura Penrose.

 Según el físico británico, los "puntos de Hawking" aparecen con claridad en un mapa creado por BICEP2, un radiotelescopio situado en el Polo Sur. En 2014, en efecto, BICEP2 se encontró con una serie de "remolinos" de luz polarizada en el CMB. El equipo de BICEP2 dijo que esos remolinos, conocidos como "modos B", fueron causados por las ondas gravitacionales de la inflación, el crecimiento del universo después del Big Bang. Pero Penrose y sus colegas tienen para ellos una explicación muy diferente.

 Los investigadores se fijaron en un punto concreto del mapa de BICEP2, que aparece rodeado por un anillo de luz polarizada, lo que indica una gran diferencia de temperatura entre sus partes interna y externa. En su artículo, los físicos sostienen que se trata de campos magnéticos de agujeros negros de un Universo anterior, evaporados a través de la radiación Hawking. Según la teoría CCC, toda la energía de un agujero negro que se evapora se comprimiría en un punto diminuto a medida que el universo se encogiera, antes de expandirse otra vez en un nuevo eón.

No podemos ver los puntos de Hawking en los datos, dice Penrose, porque las mediciones del Fondo Cósmico de Microondas solo se remontan a 380.000 años después del Big Bang. Pero sí que podemos ver los anillos luminosos. En su trabajo, Penrose y su equipo localizaron hasta 20 de estas áreas de aumento de temperatura en los mapas de BICEP2. Y creen que por lo menos una de ellas es un "punto de Hawking", aunque señalan que otras cuatro o cinco merecerían ser investigadas más a fondo.

  Explicaciones alternativas 
Otros investigadores creen que las "señales" identificadas por Penrose admiten explicaciones alternativas, como que los círculos luminosos se deban, en realidad, a una simple curvatura de la luz al pasar cerca de algún objeto masivo. Pero Penrose y su equipo se defienden diciendo que también utilizaron mapas del CMB hechos por el telescopio espacial Planck, anterior al BICEP2, para comprobar si los puntos anómalos también estaban allí. Y descubrieron, después de más de 4.000 simulaciones informáticas, que también estaban presentes. "Esto significa -asegura Daniel An, uno de los firmantes del artículo- que esos puntos no surgieron por casualidad, sino como consecuencia de algún fenómeno físico". Lo cual apunta a que la teoría, y las observaciones de restos de un Universo anterior, son correctas.

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La hora de dormir

Todos los fin de semana comparto algo relacionado al genero del terror...



Se supone que la hora de dormir debe ser un momento feliz para un niño cansado. Para mí era aterrador. Mientras que algunos niños pueden quejarse por ser enviados a la cama antes de que hayan terminado de ver una película o de haber jugado su videojuego favorito, cuando yo era un niño, la noche era algo a lo que temer. En algún lugar de mi mente, lo sigue siendo.
Como alguien que ha sido instruido en las ciencias, no puedo demostrar que lo que me pasó fue objetivamente real, pero puedo jurar que lo que experimenté fue terror genuino. Un miedo que en mi vida nunca ha sido igualado. Les relataré todo lo mejor que pueda; tómenlo como mejor les convenga. Yo estaré feliz con solo sacarlo de mi pecho.
No puedo recordar cuándo inició exactamente, pero mi aprensión hacia conciliar el sueño parecía corresponder con haber sido trasladado a una habitación propia. Tenía ocho años de edad y hasta ese momento había compartido una habitación con mi hermano mayor. Como es perfectamente comprensible para un niño cinco años mayor que yo, mi hermano pidió una habitación para él solo y, como resultado, se me entregó la habitación en la parte trasera de la casa.
Era una habitación pequeña, estrecha y, sin embargo, extrañamente alargada, lo suficiente como para alojar una cama y un par de muebles, pero no mucho más. Tenía una ventana solitaria daba hacia nuestro jardín trasero. No podía quejarme, en realidad. Incluso a esa edad, entendía que no contábamos con una casa grande y no había ningún motivo válido para estar decepcionado, puesto que mi familia era tanto amorosa como protectora. Fue una infancia feliz… durante el día.
Mientras que mi hermano recibió una cama nueva, a mí me dieron la litera que solíamos compartir. Aunque me sentía mal por tener que dormir a solas, estaba emocionado ante la idea de poder dormir en la cama de arriba, lo que me parecía mucho más audaz.
Desde la primera noche, recuerdo una extraña sensación de malestar abriéndose paso desde el fondo de mi mente. Me tumbé en la cama de arriba, observando mis coches  y figuras de acción regados sobre la alfombra azul. A medida que batallas y aventuras imaginarias acontecían entre los juguetes del piso, no podía evitar el sentimiento de que mis ojos estaban siendo arrastrados lentamente hacia la litera de abajo, como si algo se moviera en el rabillo del ojo. Algo que no quería ser visto.
La cama estaba vacía, arreglada impecablemente con una manta azul oscuro que cubría de manera parcial dos almohadas blancas algo flácidas. No reflexioné más sobre ello en aquel momento —era un niño, y el ruido de la televisión de mis padres deslizándose por debajo de mi puerta me envolvía en una sensación cálida de seguridad y bienestar—.
Me quedé dormido.
Tras ser despertado de un sueño profundo por algo en movimiento, agitándose, te puede tomar un momento para darte cuenta de lo que está sucediendo realmente. El velo del sueño se cierne sobre tus ojos y oídos incluso cuando estás lúcido.
Algo se movía, no había ninguna duda al respecto.
No estaba seguro de lo que era en un principio. Todo estaba oscuro, casi completamente negro, pero entraba suficiente luz desde afuera como para distinguir los contornos del estrecho y sofocante cuarto. Dos pensamientos aparecieron en mi mente de forma simultánea. El primero era que mis padres seguían en la cama, porque el resto de la casa estaba a oscuras —y en silencio—. El segundo pensamiento se concentró en el ruido. El ruido que obviamente me había despertado.
Mientras las últimas telarañas del sueño se desvanecían de mi mente, el ruido adoptó un carácter más familiar. A veces el más simple de los sonidos puede ser el más desconcertante: una brisa fría meciendo un árbol, los pasos de un vecino incómodamente cerca, o, en este caso, el simple sonido de sábanas revolviéndose en la oscuridad.
Eso era, sábanas revolviéndose en la oscuridad, como si un durmiente perturbado estuviera tratando de ponerse cómodo en la cama de abajo. Me quedé inmóvil, reteniendo el pensamiento de que el ruido era mi imaginación, o tal vez solo era mi gato buscando en donde pasar la noche. Fue entonces cuando noté la puerta, cerrada como lo había estado antes de que me quedase dormido.
Quizá mi madre había venido a verme y el gato se había escabullido en mi habitación.
Sí, eso debió haber sido. Me giré hacia la pared, cerrando los ojos con la vana esperanza de que pudiera volver a dormirme. Mientras conciliaba el sueño, el movimiento debajo de mí cesó. Pensé que había espantado a mi gato, pero me di cuenta pronto de que el visitante en la cama de abajo era mucho menos mundano que mi mascota tratando de dormir, y mucho más siniestro.
Como si hubiera sido molestado, descontento por mi presencia, el durmiente perturbado comenzó a revolverse y a girar violentamente, como un niño haciendo un berrinche en su cama. Podía oír las sábanas torcerse y voltearse con una ferocidad cada vez mayor. Entonces el miedo se apoderó de mí; no en la misma manera sutil en que lo había experimentado hace un momento, sino que ahora era potente y sobrecogedor. Mi corazón se aceleró en tanto mis ojos se dilataron, escudriñando la oscuridad casi impenetrable.
Dejé escapar un grito.
Como la mayoría de los niños hacen, llamé instintivamente a mi madre. Podía escuchar pisadas desde el otro lado de la casa, y en cuanto di un suspiro de alivio porque mis padres venían a salvarme, la litera de repente empezó a temblar agresivamente como si estuviera siendo sacudida por un terremoto, chocando contra la pared una y otra vez. No me atreví a saltar de la cama por temor de que la cosa de abajo se me acercara y me atrapara, llevándome hacia la oscuridad. Así que me quedé allí, con los nudillos blancos, atrayendo las sábanas como un manto de protección. La espera me pareció una eternidad.
Finalmente —y gracias a Dios—, la puerta se abrió de golpe, dejándome inmóvil bajo la luz, mientras que la litera de abajo, el lugar de descanso de mi visitante no deseado, permanecía vacía y silenciosa.
Yo lloraba y mi madre me consolaba. Lágrimas de miedo, y luego de alivio, corrían por mi rostro. Sin embargo, a pesar de todo el horror, no le dije por qué estaba tan asustado. No puedo explicarlo, pero era como si lo que estuvo en esa cama iba a volver si tan siquiera hablaba de ello, o si pronunciaba una sola sílaba de su existencia.
Mi madre se acostó en la cama vacía, prometiéndome que estaría allí hasta la mañana. Con el tiempo, mi ansiedad se calmó. El cansancio me obligó a dormir de nuevo, pero permanecí inquieto, despertándome continuamente ante el sonido de sábanas revolviéndose.
Recuerdo que quería ir a cualquier parte el día siguiente, estar en cualquier parte, excepto en aquella habitación estrecha y sofocante. Era sábado y pasé jugando afuera muy contento con mis amigos. Aunque nuestra casa no era grande, tuvimos la suerte de tener un jardín extenso en la parte posterior. Jugábamos allí a menudo, pues gran parte se había dejado crecer y podíamos ocultarnos en los arbustos, escalar el enorme árbol de sicomoro que sobresalía por encima de todo, e imaginar con facilidad que estábamos en una aventura fantástica, en alguna tierra exótica salvaje.
Pese a que todo era muy divertido, a veces dirigía mi mirada a aquella ventana pequeña —ordinaria, delgada, inocua—. En la intemperie, el exuberante entorno verde de nuestro jardín acompañado de las caras sonrientes de mis amigos no pudo extinguir la sensación que recorría mi espina dorsal. La sensación de que había algo en esa habitación observándome jugar, esperando a que estuviera solo por la noche. Entusiasmadamente lleno de odio.
Puede sonarles extraño, pero cuando mis padres me llevaron a mi cuarto por la noche, no dije nada. No protesté, ni siquiera inventé una excusa de por qué no podía dormir allí. Simplemente entré a la habitación disgustado, subí los pocos escalones hacia la cama de arriba y luego esperé. Al igual que ahora, a esa edad también me sentía casi tonto por hablar de algo para lo que en realidad no tenía evidencia. Sin embargo, estaría mintiendo si digo que esa fue la razón principal; todavía sentía que esa cosa se enfurecería si traicionaba mi silencio.
Es curioso cómo ciertas palabras pueden permanecer ocultas de tu mente, sin importar cuán flagrantes o evidentes sean. Una palabra me llegó esa segunda noche, cuando estaba acostado en la oscuridad solo, asustado, consciente del cambio en el ambiente; un engrosamiento del aire, como si algo más lo hubiera desplazado. Al escuchar los primeros movimientos ocasionales de la ropa de cama de abajo, sentí el primer incremento ansioso en mi ritmo cardiaco. Esa palabra, una palabra que había enviado al exilio, se filtró a través de mi conciencia, liberándose de toda represión y tallándose a sí misma en mi mente.
«Fantasma».
En lo que ese pensamiento vino a mí, me di cuenta de que mi visitante no deseado había dejado de moverse. Las sábanas de la cama yacían tranquilas y quietas, pero habían sido reemplazadas por algo mucho más aterrador. Una respiración lenta, rítmica y áspera se escapaba de la cosa de abajo. Me podía imaginar su pecho subiendo y bajando con cada respiración sórdida, sibilante y confusa. Me estremecí, y deseé, más allá de toda esperanza, que se fuera sin incidentes.
Entonces algo inconfundiblemente escalofriante sucedió: se movió. Se movió de una manera diferente. Siempre que se agitaba en la cama, parecía inmotivado, descontrolado, casi animal. Sin embargo, este movimiento fue impulsado por la conciencia, con propósito, con un objetivo en mente. Pues esa cosa que yacía en la oscuridad, esa cosa que parecía estar decidida a aterrorizar a un niño, se sentó tranquila e indiferentemente. Su respiración dificultosa se había vuelto más ruidosa ahora que solo un colchón y unas cuantas tablillas de madera separaban mi cuerpo del suyo.
Me quedé inmóvil, mis ojos se llenaron de lágrimas. Un miedo que las meras palabras no pueden expresar corría por mis venas. Me imaginé cómo luciría esa cosa sentada ahí, escuchando desde debajo de mi colchón, esperando obtener la más mínima señal de que estaba despierto. Entonces la imaginación se convirtió en una realidad desconcertante. Pude sentir que empezó a tocar las tablillas de madera sobre las que mi colchón se sostenía. Parecía que las tocaba con cuidado, arrastrando lo que me imaginaba que eran dedos y manos a lo largo de la superficie de la madera.
Luego, con mucha fuerza, hizo presión entre dos tablillas, en el colchón. Incluso a través del relleno, se sintió como si alguien me hubiera metido invasivamente sus dedos en mi costado. Dejé escapar un alarido y la cosa sibilante y temblorosa en la cama de abajo respondió al hacer vibrar la litera, como lo había hecho la noche anterior.
Una vez más, fui bañado en luz, y allí estaba mi madre, amorosa, preocupándose por mí como siempre lo hacía, con un abrazo reconfortante y palabras tranquilizadoras que atenuaron mi histeria. Por supuesto, ella me preguntó lo que me pasaba, pero no pude decirle, no me atreví a decirle. Simplemente dije una palabra una y otra y otra vez.
«Pesadilla».
Este patrón de acontecimientos continuó durante semanas, sino meses. Noche tras noche, me despertaba ante el sonido de sábanas revolviéndose. Gritaba cada vez, como para no darle a esa abominación el tiempo para que me tocara y me «sintiera». La cama se sacudía con cada grito, deteniéndose tras la llegada de mi madre, quien pasaba el resto de la noche en la cama de abajo, aparentemente ignorante de la fuerza siniestra que torturaba a su hijo.
En varias ocasiones me las arreglé para fingir que estaba enfermo, y pensé en otras razones no-del-todo-ciertas para dormir en la cama de mis padres, pero la mayoría de las veces estaba solo en ese lugar por las primeras horas de la noche.
Con el tiempo puedes desensibilizarte de casi cualquier cosa, sin importar cuán terrible sea. Me había llegado a dar cuenta de que, por la razón que fuera, esa cosa no podía hacerme daño cuando mi madre estaba presente. Estoy seguro de que lo mismo se aplicaría con mi padre, pero por más amoroso que él fuera, despertarlo de su sueño era casi imposible.
Después de unos meses, me había acostumbrado a mi visitante nocturno. No confundan esto con una amistad sobrenatural; yo detestaba a la cosa. Aún le temía sobremanera, ya que casi podía sentir sus deseos y su personalidad, si se le puede llamar así —una personalidad llena de un odio perverso y retorcido que me anhelaba, tal vez por sobre todas las cosas—.
Mis mayores temores se hicieron más patentes durante el invierno. Los días eran cortos, y las noches más largas proveían a ese desgraciado de más oportunidades.
Fue un tiempo difícil para mi familia. Mi abuela, una mujer maravillosamente amable y gentil, se había deteriorado en gran medida desde la muerte de mi abuelo. Mi madre estaba haciendo todo lo posible para mantenerla en su vecindario, pero la demencia es una enfermedad degenerativa y cruel, despojando a la persona de sus recuerdos un día a la vez. Dentro de poco, ella dejó de reconocernos, y quedó claro que tendría que ser trasladada a un hogar de ancianos.
Antes de que pudiéramos moverla, mi abuela tuvo unas noches particularmente difíciles y mi madre decidió que se quedaría con ella. Aunque amaba a mi abuela y no sentía más que angustia por su enfermedad, hasta el día de hoy me siento culpable de que mis primeros pensamientos no fueran sobre ella, sino de lo que mi visitante nocturno me podría hacer en caso de que se percatara de la ausencia de mi madre.
Me apresuré a mi casa después de la escuela ese día. De inmediato, quité las sábanas y el colchón de la cama de abajo, colocando un escritorio viejo, una cajonera y algunas sillas sobre las tablillas de madera. Le dije a mi padre que estaba «haciendo una oficina», lo que encontró adorable, pero ni en broma le daría a esa cosa un lugar para dormir otra noche más.
Cuando la oscuridad se acercaba, no sabía qué hacer. Mi único impulso fue el de recoger un crucifijo pequeño del joyero de mi madre que había visto antes. Aunque mi familia no era muy religiosa, a esa edad yo todavía creía en Dios y tenía la esperanza de que, de alguna manera, el crucifijo me protegería. A pesar de mi miedo y ansiedad, mientras apretaba el crucifijo debajo de mi almohada, el sueño llegó eventualmente.
Me desperté de forma gradual. La habitación estaba a oscuras una vez más. En tanto mis ojos se acostumbraban, empecé a distinguir poco a poco la ventana, la puerta, las paredes, algunos juguetes en un estante… Incluso hasta el día de hoy me estremezco al pensar en ello, pues no había ningún ruido. Ninguna agitación de las sábanas. Ningún movimiento en absoluto. La habitación se sentía sin vida. Sin vida, mas no vacía.
Mi visitante nocturno, esa cosa desagradable y sibilante atestada de odio que me había aterrorizado noche tras noche, no estaba en la cama de abajo: ¡estaba en mi cama! Abrí la boca para gritar, pero no emití palabra. El terror absoluto había suprimido el sonido de mi voz. Me quedé inmóvil. Si no podía gritar, no quería hacerle saber que estaba despierto.
Hasta ese momento, no lo había visto; solo podía sentirlo. Se ocultaba bajo mi sábana. Podía notar su contorno, y podía sentir su presencia, pero no me atreví a mirar. Su peso recaía sobre mí, una sensación que nunca olvidaré. Cuando digo que las horas pasaron, no exagero. Acostado allí, inmóvil, en la oscuridad, horrorizado.
El miedo a veces puede desgastarte, hacerte un manojo de nervios, dejando atrás solo el más mínimo rastro de ti. ¡Tenía que salir de esa cama! Entonces lo recordé, el crucifijo. Mi mano todavía estaba debajo de la almohada, pero no tenía nada. Lentamente, tanteé alrededor para encontrarlo, minimizando lo mejor que pude el sonido y las vibraciones que causaba, pero no lo pude encontrar. O lo había tirado de la cama, o… ni siquiera podía concebirlo: lo habían tomado de mi mano.
Sin el crucifijo, perdí toda noción de esperanza. Incluso a una edad tan joven puedes estar bastante consciente de lo que es la muerte, y estar asustado de ella intensamente. Sabía que iba a morir en esa cama si me quedaba allí, pasivo, expectante, sin hacer nada. Tenía que salir del cuarto, pero ¿cómo? ¿Debía saltar de la cama y esperar que llegara a la puerta a salvo?, ¿qué tal si era más rápido que yo? ¿O debería arrastrarme lentamente fuera de la cama, esperando no despertar a mi compañero de litera?
Al darme cuenta de que no hizo nada cuando traté de encontrar el crucifijo, empecé a tener las ideas más extrañas.
¿Y si estaba dormido?
Ni siquiera había respirado desde que me desperté. Tal vez estaba descansando, creyendo que finalmente me poseía. Que finalmente estaba en sus garras. O quizá estaba jugando conmigo. Después de todo, eso era lo que había hecho por incontables noches, y ahora estaba encima de mí, apretándome contra mi colchón sin una madre que me protegiera. Tal vez solo lo estaba posponiendo, saboreando su victoria hasta el último momento posible. Como un animal salvaje saboreando a su presa.
Traté de respirar tan superficialmente como me fue posible, y, reuniendo cada gramo de coraje que pude, empecé a levantar la sábana con la mano derecha. Lo que encontré bajo esas cubiertas casi detuvo el corazón. No lo vi, pero mientras movía la sábana, rocé algo. Algo suave y frío. Algo que, sin lugar a dudas, se sentía como una mano delgada.
Contuve la respiración, asustado, pues ahora tenía la seguridad de que estaba despierto.
Nada.
No se movía, parecía… muerto. Luego de unos momentos, llevé mi mano un poco más adentro de la sábana y sentí un antebrazo delgado y mal formado. Mi confianza y curiosidad casi mórbida crecieron a medida que me movía hacia un bíceps desproporcionadamente grande. El brazo estaba estirado, acostado sobre mi pecho, con la mano apoyada en mi hombro izquierdo, como si me hubiera agarrado mientras dormía. Entendí que tendría que mover ese apéndice cadavérico si quería escapar de sus garras.
La sensación de mi camisa siendo estrujada desde mi hombro me detuvo en seco. El miedo se acumuló en mi estómago y en mi pecho una vez más, y retiré mi mano con disgusto por el tacto de cabello desarreglado y grasoso.
No me atrevía a tocar su cara, pero hasta el día de hoy me pregunto cómo se habría sentido.
Dios santo, se movió.
Se movió. Fue sutil, pero su agarre en mi hombro y a lo largo de mi cuerpo se hizo más fuerte. No hubo lágrimas, pero por Dios que quería de llorar. Mientras su mano y brazo se enrollaban en mí, mi pierna derecha tocó la pared que estaba contra la cama. De entre todo lo que me pasó en esa habitación, esto fue lo más extraño. Me di cuenta de que la cosa rancia y sofocante —que obtenía gran placer de violar la cama de un niño— no estaba enteramente encima de mí. Estaba saliendo de la pared, como una araña cazando desde su guarida.
De pronto, su agarre pasó de ser un apretón leve a un estrujón repentino. Me jaló y arañó mi ropa, como asustado de que su oportunidad pasara. Opuse resistencia, pero su brazo esquelético era demasiado fuerte para mí. Su cabeza se alzó, retorciéndose bajo la sábana. Ahora comprendía hacia dónde era que me estaba llevando: ¡a la pared! Luché por mi vida, y de pronto mi voz había regresado, gritando, pero nadie vino.
Entonces supe por qué estaba tan ansioso, por qué tenía que poseerme en ese instante. A través de mi ventana, esa ventana que parecía representar tanta maldad desde afuera, nacía esperanza con los primeros rayos de sol. Seguí luchando, sabiendo que, de aguantar un poco más, se iba a ir. Mientras forcejeaba, el parásito sobrenatural cambió de táctica, acercándose poco a poco a mi pecho, ahora asomando su cabeza por debajo de las sábanas, sibilante, tosiendo, jadeando. No recuerdo sus facciones, simplemente recuerdo su aliento contra mi rostro. Fétido y tan frío como el hielo.
A medida que el sol apareció en el horizonte, ese lugar oscuro, ese cuarto asfixiante, fue purificado y bañado por la luz solar.
Me desmayé cuando sus dedos flacos rodearon mi cuello, extrayendo la vida de mi cuerpo.
Fui despertado por mi padre ofreciéndome desayuno, ¡una vista en efecto maravillosa! Había sobrevivido a la experiencia más horrible de mi vida hasta ese momento, y hasta ahora. Despegué la cama de la pared, retirando asimismo los muebles que creí que harían desistir a esa cosa de reclamar la cama de abajo. No tenía idea que intentaría reclamar la mía… y a mí.
Nunca le conté a nadie esta historia. Hasta el día de hoy, aún me despierto cubierto en sudor frío ante el sonido de sábanas revolviéndose; y ciertamente nunca duermo con la cama contra la pared. Llámenlo superstición si quieren, pues, como he dicho, no puedo descartar las explicaciones convencionales —tales como parálisis del sueño, alucinaciones o una imaginación demasiado activa—. Pero puedo decir esto: al mes siguiente, mis padres me dieron su habitación y ellos utilizaron ese lugar sofocante pero alargado como su dormitorio. Me dijeron que no necesitaban una habitación espaciosa, solo una lo suficientemente grande como para alojar una cama y algunas otras cosas.
Duraron diez días. Nos mudamos al onceavo.
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Fuente y Credito a:creepypastas.com
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¿Pueden espiarnos a través de las cámaras de nuestros dispositivos tecnológicos?


Un tema peligroso porque lamentablemente desde el vamos, te tengo que decir que si... cualquier persona puede llegar a espiarte a través de las cámaras que tengas tanto en tu tablet, ordenador, movil, etc.

La buena noticia es que no todos saben hacerlo, aunque tampoco es muy difícil hacerlo, sumado a la ignorancia de las personas a la hora de usar Internet.

Leyendo ya esto, se te llenara de preguntas la cabeza, pero tal vez la primera que se te venga a la mente es, ¿como es posible?

Como informante debo decirte que no conozco todos los métodos, pero si el tradicional o el mas "facil" de hacer.

¿Como lo hacen?
Uno de los métodos más tradicionales es infectar el ordenador de la víctima con una herramienta de administración remota o RAT. Este programa ofrece acceso no solo a la pantalla o a la webcam de la víctima sino también a sus archivos.

Sabemos que herramientas pueden usar, pero ahora nos nace otra pregunta ¿como aplican esas herramientas en otras personas?

Lamentablemente aqui es donde entra la ignorancia de las personas... ya que uno de los metodos comunes que usan los "hackers" para controlar otro ordenador, es de instalar estas herramientas o programas maliciosos en archivos, fotos, vídeos, juegos, etc.

Luego de hacer esto es solo cuestión de tiempo para que alguien descargue alguno de estos archivos, fotos o juegos que ya estan infectados con este virus.

Por poner un ejemplo para que se entienda mejor. 
Yo por ejemplo cuando comparto articulos sean informativos o de entretenimiento, muchas veces descargo fotos para acompañar dichos articulos. Muchas veces entro en lugares al azar. Al hacer esto corro peligro de que tal vez algun dia entre a un sitio de descargas de fotografias, y que lamentablemente para mi alguna de esas fotos que vaya a descargar, este infectada con este virus malicioso.

Si bien, como explique mas arriba existen diversos métodos para hackear a una persona, el metodo este de "descargas" termina siendo el mas usado porque es el mas facil de usar (para el hacker) y que a su vez termina siendo el mas facil a la hora de que alguien caiga en la trampa, debido a que existen millones de personas que diariamente descargan cosas de Internet y que tal vez la mitad o mas de la mitad de ellos, no tome las precauciones necesarias para prevenir esto.




¿Cómo puedo defenderme de estos hackeos?
Bien, sabemos que herramientas usan normalmente y como la aplican a nosotros a cualquier persona al azar ( tambien lo pueden hacer de manera selectiva, como mandar un correo infectado a alguien determinado )

Ahora la otra pregunta frecuente es como evitar o defenderme de toda esta mierda. Por fortuna tambien es sencillo defenderse de todos estos males que hay en internet, incluso lo podrian hacer sin tener ningun programa instalado como anti malware o antivirus, etc.

¿Por que digo que es sencillo incluso sin instalar nada a tu ordenador o movil?
Si partimos en este caso en concreto, que solo se interesen en grabarte o verte a través de tu camara ya sea de algun ordenador o movil, lo unico que tendrias que hacer es tapar la camara con una cinta y listo, eres mas listo/a que un hacker solamente haciendo 2 o 3 movimientos en segundos.

Mark Zuckerberg, aplicando este metodo sencillo. (observa la imagen de la derecha, como tapa con cinta su cámara y micrófono.

Aunque es un método sencillo, no termina de llenarnos al menos a mi, ya que uno desearía tener algo mas confiable, ya que algún dia puede pasar que quite la cinta por error y al final de pasar a ser alguien listo, termino siendo una foca torpe nuevamente.

Por esa razón existen otras opciones mas efectivas que te mencionare a continuación

1 - Descargar un Who Stalks My Cam 
Es un programa que se enciende en segundo plano al mismo tiempo que inicias windows, y su función para decirlo asi sencillo y a lo bruto, es de obstaculizar a cualquier intruso que quiera apoderarse de tu web cam. Algo así como si fuese un guardaespaldas virtual. (Te di un ejemplo, pero existen varios programas similares o mejores que este )

2 - Otra opción seria descargar alguna extensión como la siguiente https://www.mywot.com/ (solo funciona con Google Chrome ) que lo que hará es indicarnos que paginas son seguras y cuales no.

3 - Otro metodo que también uso a menudo, seria el siguiente https://www.urlvoid.com/ Es similar al de arriba, pero en este caso debes introducir la url deseada y darle a "scan website" para saber si es un lugar seguro o no. Personalmente lo vengo usando desde su salida en BETA hace mas de 5 años y siempre me sirvio, aunque tampoco pongo las manos en el fuego por solo esto, para protegerme.

4 - Otras opciones es tener instalado un buen firewall y antivirus. Por lo general cuando uno compra un ordenador, ya viene pre instalado un firewall o el conocido windows defenders, que aunque no parezcan confiables hablando de seguridad, terminan siendo utiles.

Y si queremos usar un antivirus bueno, eso ya dependerá de cada uno cual crea que es mas conveniente, ya que algunos antivirus consumen mas memoria que otros, y si tienes un ordenador ya algo obsoleto, puede que te termine protegiendo, pero te ralentizara todo el sistema. ( en mi caso uso el NOD32, es un gran antivirus en mi opinion, aunque como lo dije antes ya depende de cada uno y de sus experiencias )


Tal vez existen otras maneras mas, pero las que se me vienen a la mente ahora mismo son estas. Algunos dicen que la mejor defensa es uno mismo. Si uno se informa sobre estos temas, sin volverse un experto siquiera, pueden evitarse muchos problemas desagradables, y a su vez complementándola con estas distintas maneras que te comparti, para proteger mejor tu privacidad.

Y por ultimo, con el tema de los móviles pasa exactamente lo mismo, aunque en este caso es mas fácil infectarse de algún tipo de estos virus y sin saberlo. La solución es prácticamente la misma que la que leiste para el ordenador, también existen aplicaciones para android que cumplen la función de protegerte lo mas posible de estas amenazas.


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¿Por qué los huracanes tienen nombre de personas?


Un tema curioso que mucha gente se lo pregunta. Algunas personas lo saben, pero otras tantas no. Dentro del nombre de los huracanes, hay cierta polemica porque al principio eran solamente de mujeres, aunque luego cambio y ahora hay de ambos generos pero aun existe otra polemica aunque un poco mas absurda para no decir otra cosa.

¿Sabes porque la mayoria de los huracanes destructivos tienen nombre de mujeres? (Cuando hablo de destructivos me refiero a perdidas humanas) Porque la gente al saber que los huracanes sin importar la categoria tienen nombre de mujeres, los toman como mas inofensivos y destructivos.

Obviamente esto que te dije no quiere decir que sea la explicación definitiva del porque los huracanes nombrados con nombres de mujer son mas mortiferos, pero si es 1 facto de varios.

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Durante varios años antes de la llegada de los europeos a las Indias, los huracanes eran nombrados según la festividad más próxima después de que la tormenta golpeara la región. La práctica de dar nombres de personas fue introducida por Clement Lindley Wragge, un meteorólogo australiano a finales del siglo XIX. Usaba nombres femeninos, nombres de políticos que le disgustaban, o también nombres de la historia y la mitología.


Antes de 1950, en Estados Unidos, los huracanes eran identificados por medio de las latitudes y longitudes, pero este sistema era confuso cuando había más de dos huracanes suscitándose uno cerca del otro. De 1950 a 1953, se usaron nombres del Alfabeto Fonético Aeronáutico. Después este sistema volvió a cambiar como respuesta a la necesidad de realizar comunicaciones que no se relacionaran con barcos o aviones. La práctica de nombrar sistemáticamente a las tormentas tropicales y huracanes fue iniciada por el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.

Más tarde esta tarea fue llevada a cabo por la Organización Meteorológica Mundial.Para seguir con la costumbre del idioma inglés, los nombres usados eran exclusivamente femeninos. La primera tormenta del año era asignada con la letra “A”, la segunda con la letra “B”, etc. Sin embargo, dado que estos fenómenos naturales son básicamente destructivos, algunas personas consideraron esta práctica como sexista.

 La Organización Meteorológica Mundial respondió a esta protesta en 1979 con la introducción de nombres masculinos. También ese mismo año se inicio la costumbre de preparar listas de nombres antes del inicio de la temporada de huracanes.Cada región tiene una dependencia diferente encargada de escoger los nombres. Los nombres en la región atlántica, son usualmente de origen inglés, francés o español.

¿Cómo se establecen los nombres?
En la actualidad, un comité internacional de la Organización Meteorológica Mundial ha creado una lista en la que aparecen los nombres de los huracanes que tendrán lugar en un periodo de seis años. Una lista cíclica (se repiten los nombres a partir del séptimo años) en la aparecen 21 nombres propios por año (uno por cada letra de la A a la Z). No obstante, se omiten algunas letras como la Q, U, X, Y y Z por los pocos nombres que comienzan por esas iniciales.

Listado de nombres de huracanes eliminados luego de su paso.

 En caso de que se registren más huracanes o tormentas fuertes y se acabaran los nombres de la lista, los siguientes fenómenos serían designados con las letras del alfabeto griego, algo que sucedió en 2005, cuando se llegó a utilizar hasta la letra Gamma. Mientras tanto, los nombres de los huracanes más devastadores son eliminados de todas las listas con el objetivo de no confundir a la sociedad. Mientras tanto, el comité establece un nuevo nombre en la lista que empiece por la misma letra. El nombre de los huracanes que más destrozos han causado no podrán ser utilizados durante al menos los 10 años, razón por la que no se utilizan nombres como Katrina

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¿Sabías que si respiras en el lugar más frío de la Tierra morirías instantáneamente?

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Vale aclarar que no te vas a morir de manera instantáneamente como en la pelicula el dia despues de mañana, pero teniendo en cuenta lo que te ocurrira y que estas en el medio de la nada misma, las posibilidades de sobrevivir son nulas.
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Los pequeños valles situados sobre la capa de hielo de la Antártida, en el Polo Sur, es el lugar más frío del planeta. La temperatura ahí es de -98 grados centígrados, es tan frío que si respiráramos solo un poco, en ese instante moriríamos.

 Un equipo de científicos registró esta temperatura extrema en la capa de hielo en medio de la Antártida durante el largo y oscuro invierno polar. Según informan Geophysical Research Letters, el equipo cree que es la temperatura más fría que puede alcanzar nuestro rincón del sistema solar.

Además rompió el récord anterior que databa de 2013 y que había colocado la temperatura más baja en -93 ºC en la Meseta Antártica Oriental.El clima extremo no es apto para los humanos ya que si alguien inhalará unas pocas bocanadas de ese aire tan frío, sufriría una hemorragia en los pulmones.

 De hecho, los científicos rusos que comprobaron la temperatura de la estación meteorológica llevaron máscaras que calentaban el aire antes de inhalarlo. Este nivel de temperaturas en la Tierra son posibles debido a los vientos ligeros y los cielos claros, pero no son el factor clave.

 Las pequeñas depresiones o huecos poco profundos en la capa de hielo de la Antártida, donde el aire frío, denso y descendente se acumula sobre la superficie y puede permanecer allí durante varios días. Esto hace que la superficie y el aire que está sobre ella se enfríen aún más.
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Interferencia

Todos los fin de semana comparto algo relacionado al genero del terror


Permítanme comenzar diciendo que esta es una historia real de mi infancia, y si visitan la gran biblioteca en el centro de la ciudad de Nottingham y echan un vistazo a los registros de periódicos, encontrarán información acerca de los eventos que aquí se detallan.
Esta historia ocurrió hace unos quince o dieciséis años. Yo solo tenía siete años de edad en ese entonces, y mi primo David nueve. Él se había quedado conmigo mientras su madre estaba de viaje asistiendo a un familiar enfermo. Como era hijo único, no tenía muchos juguetes y mi Sega Genesis estaba averiado, así que no teníamos mucho que hacer que fuera entretenido.
Nuestra rutina consistía en ver dibujos animados en nuestra televisión por cable, seguido de David contándome historias de terror cuando se hacía de noche. Mi madre, queriendo que hiciéramos algo más activo, decidió comprar un par de walkie-talkies para que jugáramos con ellos. Nos lo pasamos muy bien jugando a ocultarnos en el bosque mientras que uno trataba de encontrar al otro mediante el walkie-talkie. Sin embargo, como éramos niños, no nos daban permiso de estar afuera hasta muy tarde, así que teníamos que regresar a las seis. Al llegar, cenábamos y guardábamos los juguetes, con la excepción de los walkie-talkies.
David dormía en la habitación para huéspedes y yo tenía mi propia habitación: la idea era hablar por los walkie-talkies hasta quedarnos dormidos. Fue entonces cuando lo escuchamos, alrededor de las once de la noche. Nos habíamos estado contando historias de terror por horas. De repente, mientras David me contaba la historia de un monstruo que supuestamente rondaba el mismo bosque en el que habíamos estado jugando, su voz se cortó y fue sustituida por el sonido de estática que los walkie-talkies usualmente producen cuando la persona que está transmitiendo suelta el botón que se utiliza para hablar. Esperé unos segundos a que David reanudara su historia, cuando oí un débil murmullo procedente del pequeño altavoz. «Qué raro», pensé. El altavoz seguía emitiendo estática, pero definitivamente podía escuchar algún tipo de movimiento y una voz.
Luego se pudo oír un llanto entre la estática. Esto era muy escalofriante para mí, así que me bajé de la cama y corrí al cuarto de David. Él estaba sentado en la cama también escuchando a su walkie-talkie. El llanto se hizo más fuerte. «¿Qué es eso? —me preguntó David—. Pensé que me estabas jugando una broma». Cuando le dije que no era así, su rostro se puso pálido. Apagó el suyo. El sonido aún era emitido por el walkie-talkie que sostenía en mi mano, por lo que era imposible que mi walkie-talkie estuviera recibiendo el sonido del suyo. «Esto da miedo», dijo David. El llanto y los murmullos entre la estática parecieron escucharse más claramente. Apagué el mío también y regresé a mi habitación.
Ideas de todo tipo se me cruzaron por la cabeza. ¿Tal vez estábamos recibiendo sonidos del más allá? ¿Tal vez mi walkie-talkie simplemente se había averiado y produjo sonidos extraños que parecían llantos y murmullos? Traté de no pensar en ello y me fui a dormir. Pero al día siguiente fui despertado por un estallido que parecía provenir de la planta baja. Bajé rápido por las escaleras, encontrándome con mi madre y David mirando por la ventana de la sala hacia la casa de la vecina. Una gran camioneta de policía estaba estacionada afuera y nuestra vecina, Jessie, era escoltada por varios oficiales. Iba gritando insultos e incluso trató de escapar en un momento, antes de ser esposada e introducida en la parte trasera de la camioneta. Estábamos impactados por lo que habíamos visto, y en general confundidos. Jessie era nuestra vecina nueva, quien recientemente se había mudado a la casa de a la par con su bebé luego de que nuestro antiguo vecino muriera por la edad. Había sido muy reservada y, hasta donde sabíamos, era muy tranquila; no parecía ser el tipo de persona que sería arrestada por algún motivo.
No fue hasta el día siguiente, cuando leímos el periódico, que nos enteramos de lo que había pasado. Jessie asesinó a su bebé luego de que supuestamente fue víctima de las horribles apariciones de un anciano que la había estado atormentado por semanas, y finalmente había perdido la razón. Sin embargo, esta no fue la parte inquietante. La parte inquietante fue el hecho de que el monitor de bebés, ubicado en la sala donde ocurrió el asesinato, estuvo encendido.
Mi primo y yo lo escuchamos todo.
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Mi esposa llegó a casa temprano

Todos los fin de semana comparto algo relacionado al genero del terror

Mi esposa era la hija única y mimada de padres adinerados que vivían en el área rural de Nueva York. Para ese entonces, habíamos estado casados por ocho meses y las cosas no podían ir mejor. Teníamos una casa propia, trabajos geniales y un par de autos para sellar el sueño americano. Habíamos estado pensando en conseguir un perro, y los planes de hijos tampoco estaban en el futuro distante. Pero las cosas no salieron como lo esperábamos.
Una mañana, mi esposa recibió una llamada de la policía informándole que sus padres habían muerto en un accidente vial. Nunca la había visto tan abatida en toda mi vida.
Después de la vela y de los funerales, llegaron los crudos trámites legales de los que nadie nunca quiere hablar después de una muerte. Cuando repasamos el testamento, descubrimos que sus padres le habían dejado la hacienda. Una parcela de tierra de 200 acres con una casa de millón de dólares en el lago. Estábamos sorprendidos, por decir poco.
Comenzamos a mudarnos lo más pronto posible. Vendimos nuestra casa vieja y los autos, y aceptamos amablemente todas las pertenencias que sus padres habían querido que tuviéramos.
Pero hubo un problema. La casa simplemente se sentía… muerta. Era muy grande, pero, de alguna forma, estrecha. Todas las paredes parecían ser más angostas de lo que deberían, y podías gritar desde un extremo de la casa sin poder escucharlo en el otro. Acostumbrarnos nos tomó un tiempo, pero al final le agarramos cariño al viejo mastodonte. O al menos eso fue lo que le dije a mi esposa.
Cuando estaba solo en la casa, había algo desconcertante sobre el lugar. Un rechinido en el piso, un crujido en la ventana, un escalofrío en mi cuello cuando pasaba a un lado de una ventana brillante, sintiéndome como si estuviera siendo observado. Realmente la odiaba.
Mi esposa trabajaba hasta tarde cada día de semana. Cuidaba de las personas en un asilo para El Arca, y sus tornos se extendían desde las cuatro hasta la media noche. Usualmente, yo disfrutaba ese tiempo a solas. Leía con frecuencia o escribía, y a veces preparaba una gran pipa y me sumergía en una película. Y esta fue una de esas noches. Alisté todo, le di unas caladas a mi pipa, me envolví en una sábana y empecé la película. Fue un viernes y apenas eran las ocho de la noche, así que supuse que unas cuantas cervezas no me caerían mal; tenía cuatro horas y media hasta que mi esposa regresara. Me bebí algunas y llegué a casi la mitad de la película cuando escuché algo en el piso de abajo.
Juro que pensé que era la casa jugándome trucos, como lo había hecho tantas veces en el pasado. Traté de ignorarlo. Pero entonces escuché un portazo. Me levanté rápidamente y fui a la planta baja. Mi corazón se paralizó cuando vi el resplandor de la luz de la cocina, que sabía que había dejado apagada. Me acerqué progresivamente a la gran entrada que conducía a la cocina. Podía oír movimiento. Y una sensación sobrecogedora de terror se filtró en mi cuerpo cuando finalmente me asomé por un lado de la pared.
Era mi esposa.
—¡Jesucristo, mujer! —le grité, medio bromeando.
Ella dio un brinco, sobresaltada por mi presencia.
—¡Ay, Dios! No me asustes así!
—¡¿Que no te asuste?! Ya pensaba que me iba a morir. ¿No se te ocurrió hablarme para saludar o algo? ¿Y por qué estás en casa tan temprano? ¿A Julie le parece bien?
—Sí, no hay problema. Le dije que no me sentía bien.
—¿Y estás bien? —la cuestioné, viendo que se veía perfectamente normal.
Tenía una mirada de culpa.
—Estoy totalmente bien. Es solo que no quería estar ahí —dijo con una risita.
Me pareció extraño. Nunca había llegado a casa temprano y no parecía importarle mucho. Pasé mi atención rápidamente a las bolsas de víveres. Le pregunté qué iba a preparar, a lo cual respondió, con emoción: «Pollo Alfredo».
—Oh, vaya, muero de gansa. ¿Necesitas ayuda?
Se dio la vuelta con un cuchillo en su mano mientras sacaba el pollo. Me sonrió y dijo que no. Lentamente, me apuntó el cuchillo al rostro y declaró, con ojos lujuriosos: «Esta es tu noche. Te prepararé la cena y quizá después me puedas ayudar con algunas otras cosas». Me sonrió de nuevo, taimadamente. Me mordí el labio y la observé mientras seguía preparando la comida. Le agarré el trasero y le dije que iba a ver el resto de mi película. Subí las escaleras y me recosté en la cama.
Una media hora después, mi esposa entró a la habitación. «La cena está lista» fue lo único que dijo antes de salir lentamente.
Bajé minutos más tarde, encontrándome con la cena desplegada atractivamente. La mesa se veía asombrosa.
—Por Dios, te luciste. Tengo que tomar una foto para Instagram.
Me hurgué los bolsillos y noté que había dejado mi teléfono arriba. Subí rápidamente y no pude encontrarlo por ninguna parte, pero de seguro solo estaba perdido entre las cobijas. Fui al principio de las escaleras y grité:
—¿Puedes llamar a mi teléfono?
Ella rio.
—Nooo, vas a tener que esforzarte por esa foto de Insta.
—Anda, mi comida se está enfriando.
No hubo respuesta.
Seguí buscando por unos tres minutos hasta que lo escuché vibrar. Lo encontré en el suelo, bajo una de mis camisas. Era mi esposa que se dignó a llamar.
—Al fin —dije y colgué la llamada mientras me ponía de pie para ir a la planta baja.
El teléfono vibró de nuevo.
Mi esposa, de nuevo.
—¿Qué quieres? —contesté.
—¿Disculpa? ¿Qué fue ese «al fin»? ¿Y por qué estás siendo tan grosero?
—No querías llamar a mi teléfono.
—Perdona que no te pueda llamar siempre que se te ocurra. Estoy en el trabajo. Tengo cosas que hacer —aclaró, soltando un escalofrío por mi médula.
—¿Qué acabas de decir?
—Dije que estoy ocupada. Aún me queda una hora de trabajo y solo te llamaba para decirte que te extraño, pero tenías que contestar el teléfono como un cretino.
—Así que estás diciendo que no estás en casa, en la cocina —repliqué; ahora mi tono era bajo y tembloroso.
—Ah, jaja. No estoy en la cocina. Buena esa —rio.
—No, no. Te digo que hay alguien aquí que se ve exactamente como tú. Pensé que habías llegado temprano.
Tragué grueso a medida que el entendimiento paralizaba mi cuerpo.
—Tienes que ponerle llave al dormitorio ahora mismo y encuentra algo que puedas usar como arma —dijo frenéticamente—. Voy a llamar a la policía.
—Cariño, ¿qué mierda está pasando? ¿Quién es? —exigí; el miedo fluía de mi voz.
—Es mi hermana.
Me quedé en el dormitorio hasta que la policía llegó. Resultó que se había asustado y se fue antes de que la policía llegara. Encontraron arsénico en la comida y una nota con cuatro palabras: «Esta es mi casa».
Mi esposa nunca me contó de su hermana gemela. Al parecer, había estado entrando y saliendo de prisión y hospitales psiquiátricos toda su vida. Su familia la había desheredado y era como si estuviera muerta.
Fue así hasta que escuchó del accidente. Ahora todas esas sensaciones extrañas que he estado sintiendo son más válidas. Y no han desaparecido.
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