El volcan Etna en el fondo del paisaje. |
El flanco sureste del monte Etna, en Sicilia, se desliza lenta pero inevitablemente hacia el mar. Un equipo de científicos del Centro de Investigación Oceánica GEOMAR y la Universidad de Kiel han conseguido mostrar, por primera vez, el movimiento del flanco submarino del Etna utilizando una nueva red de monitorización geodésica basada en el sonido. Un descenso repentino y rápido de toda la pendiente podría provocar un tsunami con efectos desastrosos para toda la región. Los resultados acaban de publicar en la revista Science Advances.
Tal y como merece su título de volcán más activo de Europa, el monte Etna está sometido a una estrecha vigilancia tanto por los científicos como por las autoridades italianas. Desde hace tiempo, mediciones por satélite ya habían demostrado que el flanco sureste del volcán se desliza lentamente hacia el mar, mientras que el resto de las laderas permanecen, en gran medida, estables. Ahora, un nuevo estudio descubre que ese deslizamiento no es tan lento, ni tan inofensivo, como se creía. Hasta la fecha se desconocía si el movimiento detectado «desde arriba» continuaba también bajo el agua, ya que las mediciones basadas en satélite son incapaces de ofrecer resultados fiables de lo que sucede bajo de la superficie marina.
Pero gracias a la nueva red de monitorización geodésica del fondo marino GeoSEA, científicos del Centro GEOMAR Helmholtz para la Investigación del Océano en Kiel, han conseguido detectar por primera vez tanto el movimiento horizontal como el vertical de uno de los flancos volcánicos sumergidos. Y los resultados son preocupantes, ya que confirman que todo el flanco sureste está en movimiento.
Además, y en contra de lo que se pensaba, la fuerza impulsora del movimiento del flanco es la gravedad y no el ascenso del magma. Lo cual significa que la ladera del volcán se está hundiendo bajo su propio peso. Los investigadores aseguran que no puede excluirse un colapso catastrófico de toda la ladera, lo que provocaría un enorme tsunami con efectos devastadores en toda la región. «En el Monte Etna -afirma Morelia Urlaub, autora principal del estudio- utilizamos por primera vez una red de monitorización geodésica subacuática basada en sonido, la llamada geodesia marina, en un volcán».
En abril de 2016, el equipo de GEOMAR colocó un total de cinco estaciones de transpondedor de monitoreo acústico a través de la línea de falla que representa el límite entre el flanco deslizante y la pendiente estable. «Colocamos tres en el sector deslizante y dos en el lado presumiblemente estable de la línea de falla», explica Urlaub. Durante la misión, que duró 15 meses, cada transpondedor enviaba una señal acústica cada 90 minutos.
Y dado que se conoce la velocidad del sonido a través del agua, el tiempo de viaje de las señales entre los transpondedores proporcionó información sobre las distancias entre ellos en el fondo marino, con una precisión de menos de un centímetro. «En mayo de 2017 -explica Urlaub- notamos que las distancias entre los transpondedores en diferentes partes de la falla cambiaban claramente. Toda la ladera se deslizó cuatro centímetros hacia el mar y disminuyó un centímetro en un período de apenas ocho días». Según la investigadora, este movimiento puede compararse con un terremoto muy lento, un fenómeno conocido como «evento de deslizamiento lento». Y es la primera vez que algo así se registra bajo el agua.
La comparación con los datos de deformación del terreno obtenidos por satélite mostró que, también sobre el nivel del mar, el flanco sureste se movió una distancia similar durante el mismo período de observación. «Así que todo el flanco sureste cambió su posición», afirma Urlaub. «En resumen -prosigue la investigadora- nuestros resultados indican que la pendiente se está deslizando debido a la gravedad y no debido al aumento del magma».
Si la dinámica del magma en el centro del volcán fuera la responsable de la deformación del flanco, se esperaría que el desplazamiento fuera mayor en tierra que bajo el agua. Un aspecto crucial a la hora de evaluar riesgos. Pero, tal y como explica Heidrun Kopp, otro de los autores del estudio, «toda la pendiente está en movimiento debido a la gravedad.
Por lo tanto, es muy posible que pueda colapsarse de manera catastrófica, lo que desencadenaría un tsunami en todo el Mediterráneo». Los resultados del estudio, sin embargo, no permiten una predicción de cuándo tal evento podría llegar a ocurrir. «Necesitamos más investigación básica para comprender los procesos geológicos en el Etna y otros volcanes costeros -concluye Urlaub.
Y nuestra investigación muestra que la red de monitorización geodésica basada en el sonido puede ser de gran ayuda para eso».
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