Relatos sobre experiencias del mas allá 10


Hacia mucho tiempo que no comparti este tipo de relatos. Eso se debe a que como sabran en su momento tuve ciertos problemas técnicos y de salud. Sumado a esto, los relatos sobre el mas alla pese que los comparto 1 vez por semana, tienden a ser similares unos de otros, por esa razon también decidi dar una pausa.

Asi que creo que es buen momento para volver con estos relatos, que son muy interesantes de leer y que hay cientos de ellos por compartir.

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José Fernández y su hermana tenían 10 y 11 años respectivamente cuando ocurrió el sorprendente incidente que pasamos a relatar a continuación. Como cada día, regresaban de su colegio en Alcolea del Río.

El autobús escolar los dejaba cerca de una cuesta que debían ascender. Una vez arriba, tomaban un camino de tierra que desembocaba en el cortijo donde sus padres trabajaban. Esa jornada, nada más poner los pies en la subida, vieron a una mujer sentada en una piedra que había en la cima, donde los niños solían descansar unos instantes del peso de sus mochilas, antes de enfilar el camino a casa. La pequeña le comentó a su hermano que era la madre de ambos, que seguramente estaba esperándolos. Presentaba su misma apariencia física.

Al menos eso les pareció en la distancia. A medida que iban ascendiendo la cuesta, comenzaron a percibir algo raro y así lo comentaron. El caso es que cuando se aproximaban a la mujer, ésta se levantó y se ocultó detrás de unos matorrales. «Mamá nos va a gastar una broma », comentó José. Pero a pesar de buscarla durante un buen rato, no lograron encontrarla, así que siguieron su camino. Al llegar a casa, vieron a su madre y le preguntaron por qué se había escondido de ellos.

 Ella, sorprendida, les dijo que no se había movido de casa en toda la mañana. Además, los pequeños se dieron cuenta de que la ropa que llevaba su madre era muy diferente a la de la mujer sentada en la roca. Pasaron las semanas, y en las vacaciones de verano se fueron a pasar unos días a una casa que poseían en la localidad sevillana de Constantina.

Allí, los niños observaron la fotografía de una mujer colgada en la pared. «¡Mamá, mamá, esa es la mujer que nos esperaba sentada en al piedra!», gritaron José y su hermana. Incluso vestía de la misma manera. La madre, asombrada, les respondió: «¿Cómo va a ser esa la mujer que visteis? Si es mi madre y lleva muchos años muerta». Pero los chavales estaban completamente seguros: «Mama, que sí, que era ella. Llevaba el mismo vestido que tiene en la foto».

 La mujer solo acertó a decir: «Imposible. Ese es el vestido con el que la enterramos». A raíz de estos sucesos, José y su madre han experimentado una serie de inquietantes sucesos paranormales. Por ejemplo, en cierta ocasión, el niño entró en la casa de un amigo y saludó con un «buenas tardes» a una anciana sentada en un sofá situado junto a una mesa camilla. Su amigo, muy extrañado, le preguntó a quién saludaba.

«A esa mujer que está sentada en la mesa», respondió. Incluso señaló una fotografía en la que aparecía su amigo junto a la anciana que acababa de contemplar. «Pero si es mi abuela, que murió ya hace tiempo», dijo el chico.

Según nos confesó José: «Yo la veía como a una persona normal, de carne y hueso, con las facciones totalmente definidas, tanto que pude reconocerla en la foto. Lo que me extrañó es que estaba en el sofá y miraba fijamente la televisión, que estaba apagada»

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