Relatos sobre experiencias del mas allá 4

Todos los viernes comparto 1 relato sobre experiencias del mas allá.


Por Irma Muñoz Sierra.


Yo estaba sola en mi salón, encogida en mi sofá y envuelta en una manta, viendo una película en la tele.

 Cada vez sentía más y más frío. Era una casa pequeña, de unos 45 metros, y el final del pasillo que lleva a las habitaciones estaba cerca. El intenso frío dio paso a un fuerte dolor en el pecho y en la espalda. Me sentía francamente mal.

 Tuve que restregarme los ojos varias veces porque empecé a ver borroso. Al fondo del pasillo parecía haber cierta niebla. Pensando que era cansancio tras la jornada, intenté fijar la vista. Quería concentrarme en la película, pero con aquél creciente dolor cada vez me resultaba más difícil.

Además aquella niebla persistía y yo me puse nerviosa. Siempre he sido miedosa con los fenómenos paranormales. A medida que mi dolor aumentaba y el tiempo transcurría, de la niebla empezaron a surgir figuras. Una, dos, tres…. Hasta que se convirtió en un auténtico ir y venir. Pasaban de un lado al otro, como si salieran de mi habitación y cruzasen el pasillo.

 Unas caminaban despacio, otras como con cierta prisa. Algunas se paraban frente a mí y me observaban. Había niños, había ancianos…. Yo sentía miedo, confusión y un intenso dolor. Sé que estaba bien despierta y que aquello no era producto de mi imaginación.

 A duras penas reuní fuerzas para levantarme del sofá y llegar hasta mi cuarto, el trasiego de gente seguía, y yo, de un salto me metí en la cama y me tapé hasta la cabeza.Empecé a sentir que mi cuerpo se estiraba en la cama y que mi conciencia se escapaba de mi control. El dolor era fuerte, pero suave y placentero a la vez.

Sentía como si mi cuerpo y mi mente se estuviesen separando. No sé cuánto duró. No me desperté, ya que estaba despierta, pero volví de allí donde me había marchado, tomé conciencia de lo que me había pasado, tomé forma de nuevo, me sentí en mi cuerpo.

 A raíz de esto, he tenido otras experiencias, unas parecidas y otras distintas. Cuando lo he contado, algunas personas no me han creído, otras me han ayudado. Bien porque han vivido algo parecido, bien porque lo respetan y creen que es posible que ocurra.

Fuente y Crédito a www.elespanol.com

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