Militares y científicos reportan un ovni estrellado en la Antártida

El Buque de Investigación Oceanográfica Hespérides (A-33) es una embarcación española operada por la Unidad de Tecnología Marina, un organismo dependiente del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

Durante años ha realizado incursiones en la Antártida y, específicamente, en Isla Decepción. Este paraje perteneciente al archipiélago de las Shetland del Sur, es el último vestigio de un poderoso volcán activo, que posee un diámetro aproximado de 15 Km. Pues bien, parte de la tripulación del A-33 pudo observar en una de las calas de esta isla un platillo volante estrellado. Te presentamos en exclusiva uno de los testimonios de esta alucinante experiencia.


Los ovnis han visitado Isla Decepción en otras ocasiones. El 3 de julio 1965, una fragata de la Marina Argentina protagonizó junto a sus hielos un espectacular avistamiento ovni que ocupó titulares en la prensa de este país austral.

El comunicado de la Marina hablaba de una “masa de forma lenticular”. Es decir, dos superficies cóncavas adosadas que formaba una especie de lenteja que se movía en el firmamento cambiando de color; del rojo al verde.

 Otro avistamiento reportado en Decepción tuvo lugar dos años más tarde, en plena erupción del volcán. Se tomaron cientos de fotografías de aquél fenómeno de la lava y el agua hirviendo. En una de ellas, se ve claramente la presencia de otro ovni lenticular.


Ninguno de los fenómenos reportados, sin embargo, tienen la importancia del protagonizado por un militar español que, en las navidades de 2001, se hallaba junto a otros dos compañeros en el puente de mando del Hespérides cuando vieron caer del cielo una potente luz circular, de color verde, incandescente, que se perdía tras los cerros de la isla volcán.

No le dieron mayor importancia hasta que, al día siguiente, Juan Carlos tuvo que tripular una embarcación tipo zodiac para que los científicos del proyecto pudieran realizar mediante batimetría el perfil de las costas de Decepción. A media tarde llegaron a una cala conocida como Péndulo (ellos la llaman Reloj) y entonces contemplaron algo que les dejó atónitos.

Empotrado contra un talud había un «platillo volante». Trataron en vano de rodear a pie todo el perímetro. Debía poseer unos 60 metros de diámetro y su fuselaje presentaba una abertura.

 Por radio comunicaron con el capitán y esperaron instrucciones. Minutos más tarde, ya en compañía de los mandos, se les ordenó meterse dentro. En el vídeo puedes escuchar, en exclusiva, su asombrosa narración. De ser cierto, estaríamos frente a una sólida evidencia no solo de que los extraterrestres han llegado a nuestro planeta, sino también de que poseen bases en nuestro mundo.

Primera parte

Segunda parte

 La Antártida, precisamente, ha sido relacionada con una de estas bases y, como hemos documentado en otros post, son varios los incidentes en tiempos modernos que acreditan que algo extraño está pasando en esta tierra de nadie.

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